Perseverancia
Mientras Los Felicios y Harmonella están alrededor de la fogata. Harmonella, se acerca a Ryker.
—Mi querido gran Ryker. Es tu turno.
En un estudio de baile iluminado por la luz dorada de la tarde, niñas intentan seguir una complicada coreografía. Movimientos rápidos y difíciles provocan tropezones y desacuerdos con el ritmo. Frustración y desánimo se reflejan en sus rostros. Una niña, al borde de las lágrimas, se sienta, derrotada.
Ryker, observando desde un rincón, detiene la música y se acerca.
—Es complicado, pero todo logro empieza con intentarlo —dice con calma.
—Hemos estado intentándolo por horas y no logramos hacerlo bien —dice una de las niñas con tono de frustración.
—A veces, cuando nos encontramos con un desafío, necesitamos un poco de inspiración para ayudarnos a ver las cosas desde otra perspectiva. Mañana les traeré algo que, espero, las inspire y las ayude a enfocar su energía de la manera correcta. Por ahora vámonos a descansar.
Con curiosidad y cansancio, las niñas dejan el estudio, esperanzadas en la nueva propuesta que traerá Ryker.
En el estudio de baile, una luz suave se filtra por las ventanas mientras las niñas aguardan a Ryker, susurros de curiosidad llenan el aire. La puerta se abre y Ryker entra, llevando una cesta de frutas tropicales, su aroma dulce inunda la sala. Pone la cesta en el suelo y levanta una piña.
—Esta, chicas, es una piña. Y aunque la vean en tiendas todo el tiempo, lo que quizá no sepan es lo especial que es —comienza Ryker.
—¿Qué tiene de especial una piña? —pregunta una de las niñas.
—Bueno, para empezar, la planta de la piña tarda años en dar su primer fruto. ¡Imaginen esperar años para ver los resultados de su esfuerzo!
—¡Años! ¿Y después? —pregunta otra de las niñas.
—Lo más fascinante es que, después de ese largo tiempo de espera, la planta de piña decide centrar toda su energía en producir solo un fruto cada año. No se distrae intentando hacer demasiados a la vez. Se enfoca en hacer uno, pero lo hace a la perfección.
—Entonces, ¿es como aprender nuestra rutina de baile? Tenemos que enfocarnos en un paso a la vez. —dice pensativa una de las niñas.
—¡Exactamente! Si intentan hacerlo todo al mismo tiempo, se sentirán abrumadas. Pero si se enfocan en cada movimiento, uno por uno, con el tiempo y la perseverancia, conseguirán una rutina impecable
Inspiradas, las niñas asienten, una de ellas levanta una piña diciendo: "¡Una piña a la vez, un paso a la vez!"
En el estudio de baile, con el sol matutino filtrándose suavemente y música inspiradora en el aire, las niñas especulan sobre el día. Ryker entra, radiante con su camiseta estampada de piña, e invita a las niñas a un círculo.
—¡Buenos días! ¿Listas para empezar? —saluda Ryker, iniciando una secuencia de movimientos. Las niñas siguen, concentradas en cada paso.
—Recuerden, una piña a la vez —anima Ryker, mientras practican juntas, corrigiéndose y alentándose. A pesar de algunos tropiezos, la frase "una piña a la vez" se convierte en su lema, infundiendo determinación y compañerismo.
El estudio se llena de risas y ánimo, transformando la frustración en un esfuerzo colectivo y enérgico.
En la Plaza de Aromaville, el ambiente vibra con energía vespertina. Entre el bullicio, un elegante presentador anuncia en el escenario.
— ¡Con ustedes, el grupo de baile 'Piñas para las Niñas'!
Luces doradas y verdes bañan el escenario mientras las niñas, ataviadas con trajes de piña, toman sus posiciones. Ryker, con un sombrero de piña, irradia emoción y aliento.
La música inicia, y las niñas danzan en perfecta armonía. Un tropiezo momentáneo se disipa con el grito de Ryker —¡Una piña a la vez! — inspiradas, continúan con renovada energía.
El acto culmina en aplausos estruendosos. Las niñas, radiantes y unidas, celebran su triunfo, mientras Ryker, orgulloso, ondea su sombrero de piña.
En la Plaza de Aromaville, el escenario vacío refleja la tensión mientras los jueces deliberan. Bailarines ansiosos esperan el veredicto. Las niñas de "Piñas para las Niñas" se reúnen, compartiendo abrazos y palabras de aliento, unidas en nerviosismo. Sus ojos se desvían hacia el escenario, buscando señales.
Ryker, con su sombrero de piña, se acerca con un pequeño pin de piña dorado en mano, simbolizando su logro y perseverancia —sin importar el resultado, cada una de ustedes se ha ganado uno de estos —dice, colocando un pin en cada niña.
El presentador retorna, con sobre en mano. "El ganador del concurso de baile de Aromaville es... ¡Piñas para las Niñas!" La plaza se sumerge en un mar de aplausos y confeti. Las niñas, inundadas en alegría y lágrimas, se abrazan en un círculo victorioso, mientras Ryker, orgulloso y sonriente, aplaude su triunfo.
En el huerto rodeados de cerezos, Ryker concluye su historia mientras Los Felicios y Harmonella lo observan con interés.
—El dulce fruto del éxito viene de la perseverancia, la paciencia y el enfoque.
El ambiente queda en silencio por unos momentos. El símbolo del número uno tallado en piedra en la mesa comienza a brillar de forma intensa, irradiando una luz amarilla brillante.
—Cada relato es un ingrediente. Cada virtud, una esencia. Que esta vela encienda el ánimo del que la prenda y que sea una luz en su camino a la felicidad —dice Harmonella con voz suave.
Números uno de luz amarilla brota de la mesa de piedra, danzando en el aire, fusionándose con estrellas, las luces convergen para formar una hermosa vela aromática que desprende el aroma de piña y frutas tropicales
—Ser feliz es una decisión que se toma cada día —dice Ryker con una sonrisa radiante tomando con delicadeza la vela y la colocándola en el primer nivel de la mesa piramidal.
Al colocar esta vela, Ryker completa el primer nivel de la mesa piramidal, cada lado con una vela correspondiente a cada uno de Los Felicios. La mesa resplandece con luces de los seis colores en todas direcciones y polvo de Harmonella baña la mesa de arriba abajo, luego estas luces se reabsorben en la mesa.
—Mis queridos Felicios, hemos terminado la primera ronda de historias de felicidad y juntos creamos seis maravillosas velas que representan seis maneras de ser felices cada día —dice Harmonella con voz cálida y suave.